Dejar el yo para ser extraordinario
Dar permiso a quien debe pilotar nuestra vida. Esa fuerza exacerbada que nos gobierna desde el ego con ansía de controlarlo todo y con la tendencia hasta límites que no conocemos en el verbo poseer. Estar continuamente con la consigna de buscar el placer inmediato, saciar los instintos para luego compararse con todos.
O navegar con el Ser Extraordinario que ha entregado las armas para escuchar el silencio, conectarse con el cuerpo y fluir con el alma, respetando la verdadera esencia, esa energía inmortal que aporta verdaderamente un estado de felicidad. Un fluir por la incertidumbre donde la magia, el amor y los sueños se deslizan en libertad.